lunes, 15 de noviembre de 2010

Cientos de jóvenes de los campamentos, dispuestos a una guerra por el Sáhara:

A unos 50 kilómetros de la frontera con el Sáhara Occidental, en mitad del desierto argelino, los jóvenes que viven en los campos de refugiados están al límite.
"La frustración y la desesperación son insoportables. Nos llegan noticas de que están torturando y deteniendo a nuestros familiares en El Aaiún y no podemos hacer nada. Entended que la impotencia y la agresividad se nos disparan". Quien habla es Luchaa Saleh, un saharaui de 24 años que ha nacido y ha vivido siempre en el 27 de Febrero, el más pequeño de los cinco enclaves del desierto argelino que habitan los miles de saharauis que en 1975 huyeron de la Marcha Verde. Organizaciones humanitarias como Human Rights Watch los cifran en 135.000, pero los números no están claros. El del censo ha sido siempre un escollo de peso en el conflicto saharaui.

Luchaa lleva unos días muy agitado. Como él, cientos de jóvenes de Smara, Aaiún, Dajla y Auserd -los campamentos tienen los mismos nombres que las ciudades del Sáhara- cumplen a rajatabla una agitada agenda de reuniones y manifestaciones frente a las diversas sedes del Frente Polisario, el gobernante en el exilio. Y lanza un mensaje claro: quieren ir a la guerra para recuperar una tierra en la que nunca han podido vivir.

"Nos hemos manifestado delante de la sede la Presidencia para decirle al Polisario que la guerra es la única solución. La juventud está cansada de seguir de brazos cruzados. El primer ministro nos ha pedido calma. Siguen abogando por la vía diplomática, pero nosotros no podemos más", afirma. Y prosigue: "Con las negociaciones no hemos conseguido nada: los países occidentales sólo negocian con potencias con dinero o recursos, que les puedan dar algo a cambio, por eso no rompen relaciones con Marruecos. El propio Zapatero lo ha dicho, que por encima de los derechos de nuestro pueblo están los interesas de España. Y nosotros no tenemos nada, por eso nunca vamos a importarles; nuestra única salida es que éste sea un conflicto caliente como el de Palestina para que, al menos, se hable de nosotros; para forzarles que se sienten a negociar".

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