La iraní Sakineh Ashtiani, condenada a muerte por lapidación, no va a ser ejecutada hoy en Irán, en contra de lo que se temían sus defensores, según ha asegurado uno de ellos.
"Sakineh Ashtiani no ha sido ejecutada hoy. La hora de las ejecuciones ha pasado y no será hoy. Pero el peligro perdura y puede suceder en cualquier momento", ha afirmado Mina Ahadi, portavoz del Comité Internacional contra la lapidación, con base en Alemania, y que cita fuentes propias del Comité en Irán.
Según ella, la comunidad internacional ha jugado un papel en el hecho de que esta mujer esté todavía viva. "Algunos países como Francia, Reino Unido, Italia, la Unión Europea vía su representante Catherine Ashton y Estados Unidos reaccionaron ayer muy bien" inquietándose públicamente ante la ejecución inminente de la mujer.
"Algunos de estos países han estado en contacto con los representantes del Gobierno iraní. Estoy segura de que toda esta atención ha tenido un papel. Pero la ejecución sólo ha sido aplazada, pero no levantada", ha manifestado esta militante en exilio en Alemania.
La presión internacional para frenar la condena a muerte de esta mujer iraní acusada de adulterio va en aumento y hasta el Gobierno de Estados Unidos ha condenado "enérgicamente" los planes del Ejecutivo iraní.
A través de un comunicado, la Casa Blanca criticó "la falta de transparencia" en el juicio contra la iraní, así como "las inaceptables acciones emprendidas contra su abogado y su familia". En consecuencia, Washington instó a Teherán a detener su ejecución y proporcionar a Ashtiani "el debido proceso y el trato que merece".
Ashtiani, que tiene 43 años y dos hijos, fue condenada a muerte en la ciudad de Tabriz en dos juicios distintos celebrados en 2006. En 2007, un tribunal de apelación conmutó la primera condena, que establecía que debía ser ahorcada por su implicación en el asesinato de su marido, por diez años de cárcel.
Pero la segunda sentencia, que la condena a morir lapidada, era por haber cometido adulterio con varios hombres, entre ellos el que fue condenado por el asesinato de su marido, y ese mismo año fue confirmada por otro tribunal de apelación.
Desde el pasado julio, las autoridades iraníes han dicho varias veces que la condena de lapidación se mantenía, pese a las numerosas críticas de gobiernos y organizaciones pro Derechos Humanos. Sin embargo, el pasado 28 de septiembre el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní señaló que el proceso judicial no había terminado y que el veredicto final se anunciaría cuando acabase.
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