domingo, 28 de noviembre de 2010

La UE y África, cómo lanzar su relación más allá de la ayuda al desarrollo

¿Se puede tratar a un hermano como a un hijo? Suele ser habitual, sobre todo cuando hablamos de África. Es así como la Unión Europea lleva tratando a ese continente desde hace décadas. Algo, no obstante, que ambas partes se han propuesto enmendar.
Para establecer las normas por las que debe regirse esa relación "entre iguales", la UE y 80 países de África organizan reuniones bilaterales desde hace tres años. La próxima tiene lugar entre el lunes y el martes en Trípoli y contará con la asistencia de 80 jefes de Estado y de Gobierno.
No será una reunión espectáculo: "No, no habrá muchos titulares pero sí oportunidades de diálogo", comenta el comisario europeo de Desarrollo, Andris Piebalgs, en una reunión con un reducido grupo de periodistas europeos.
Para él, lo importante de las relaciones con África es "la credibilidad" porque, señala, "hemos dicho demasiadas veces que íbamos a contribuir al desarrollo del continente. Corremos el riesgo de perder la credibilidad en la región".

Falta de voluntad política

El alto cargo opina que la inversión que se realiza en la zona "no es suficiente". Recuerda que hay 1,4 billones de africanos que viven en la pobreza extrema y que "por mucho que ellos redistribuyan sus riquezas, necesitan que les ayudemos". Contribuir con el 0,7% del PIB de los países europeos, esa promesa tantas veces incumplida, es, para Piebalgs, algo necesario. "Es un objetivo traicionado por una cuestión de política, no de economía. Porque cortar la ayuda al desarrollo ahora significa frenar proyectos que ya están en marcha".
Y sucede de nuevo, se habla de relación con África y se termina, inevitablemente, hablando de ayuda al desarrollo. El hijo y el padre.
"A veces es frustrante", comenta Philippe Darmuzey, jefe de unidad de la dirección general de Desarrollo de la UE. "La ayuda al desarrollo es sólo una pequeña parte del trabajo que se hace con África", matiza.
Darmuzey habla de África y expone asuntos como la necesidad de respetar los derechos humanos, la inmigración, el papel que tanto la sociedad civil, como el sector privado y los políticos deben jugar en la modernización de África. Recuerda también que hay que trabajar por la paz y la seguridad sin olvidarse del cambio climático. En todo, pide que la relación sea "de igual a igual".

¿Qué piensa África?

Pero... ¿cuál es la opinión de África? "No podemos esperar que nuestro desarrollo venga de fuera. El desarrollo africano debe llegar de África, esa es nuestra estrategia". Cheikh Niang, representante de la Unión Africana ante la UE, da cierta perspectiva a las declaraciones de buena voluntad. "Para poder votar, primero tienes que poder comer, tener un lugar donde dormir, en fin, que las necesidades básicas tienen que estar cubiertas".
El encuentro se produjo hace dos semanas en Bruselas, en el momento en el que la UE preparaba el Greenpaper, el borrador que debe sentar las bases para la relación entre las dos partes. "Es un texto muy bonito, está muy bien escrito, pero no tiene esencia, recursos. Hubiéramos preferido más recursos para financiar algún proyecto". Lo dice Niang con una amable sonrisa en la cara. "Somos lo suficientemente maduros para saber lo que queremos. Hay que dejar claro que África tiene capacidad de ayudarse a sí misma, y que quienes nos ayudan no lo hacen sin intereses".
El representante africano no es el único que muestra un a voz crítica con esa relación fraternal desvirtuada. El eurodiputado holandés Thijs Berman, del Partido Socialista, va al grano. "Quiero resultados concretos, no estoy interesado en los textos. En África hay mierda, si no quieres tocar mierda, no vayas a África. Hay que aceptar que en el Tercer Mundo hay problemas y cosas que no funcionan. En la cuestión del desarrollo falta cohesión europea. Podríamos implementar una tasa a todas las transacciones económicas para financiar la ayuda al tercer mundo, pero creo que ese dinero ya se lo han gastado muchos gobiernos europeos".
"En los últimos 15 o 20 años se ha hecho muy poco", añade Charles Goerens, eurodiputado de la Alianza Liberal Demócrata. "Además, necesitamos capacidad real para controlar el desarrollo de proyectos, su efectividad y su eficiencia. Ahora no lo hacemos".

Qué hacemos con China

Estos serán algunos de los puntos que se negocien a partir del lunes en Libia, donde Muhamar Gadafi será el anfitrión de una relación en la que estará presente, como siempre ha estado, China. "No sabemos a qué nivel político, pero ha sido invitada", reconoce un alto funcionario europeo.
"¿China? China es un problema real, no pone condiciones ni repeta los derechos humanos ni el trabajo de menores", critica el eurodiputado Goerens. "El impacto de China no es sostenible a largo plazo", dice el comisario Piebalgs. "No podemos rechazar la presencia de China en África", matiza el funcionario Darmuzey. "No es lo mismo hablar de derechos humanos en Europa que en África. Se olvidan de nuestros aspectos culturales. Somos suficientemente maduros", responde el representante africano Niang. Porque el hermano pequeño quiere ser tratado como igual, no como un hijo.

Fuente: elmundo

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