jueves, 4 de noviembre de 2010

Netanyahu y el coche del millón de dólares

Es frecuente ver cruzar por Jerusalén como una exhalación el convoy de flamantes Toyota Land Cruiser y Chevrolet Suburban negros que acompaña al primer ministro de Israel en sus desplazamientos. Aunque la leyenda urbana dice que, por motivos de seguridad, Benjamin Netanyahu muchas veces no viaja con ellos, sino camuflado en un turismo de apariencia cualquiera. La seguridad es precisamente el motivo que ha llevado a comprar un nuevo vehículo oficial, una versión limusina del Audi A8 que ya está de camino, y que será una caja fuerte con ruedas.
El coche estará equipado con un sistema de defensa antigranadas, neumáticos antibalas y dispositivo antiincendios automático, amén de otros detalles secretos que sólo conoce el Shin Bet, la poderosa agencia israelí de seguridad interna que ha ayudado a crearlos. ¿Su precio? Un millón de dólares.
El coche no llega solo. La prensa ha anunciado que hay encargados otros dos, que se utilizarán para las visitas de dignatarios extranjeros o para que se integren en la escolta del primer ministro, de modo que sea difícil para “potenciales asesinos” identificar dónde estaría su objetivo.
Netanyahu pasa por ser uno de los hombres más amenazados del mundo y su protección no se discute. Nada que ver con el escándalo desatado en España cuando Touriño, el ex presidente de la Xunta gallega, se gastó en el coche de representación 480.000 euros y el clamor, ya en medio de la crisis, denunció que aquel capricho superaba en 180.000 euros al Cadillac del propio Barack Obama.
Israel, además, no ha sucumbido a la debacle financiera global, como lo demuestra que su Banco Central subió los tipos de interés ya en el tercer trimestre de 2009 y hoy crece a un envidiable 4,7 por ciento, mientras mantiene la inflación a raya en el entorno del 1,8 por 100. Los números oficiales señalan que el paro es del 6,1% (media OCDE, 7,8%), aunque no incluyen a quienes han agotado sus derechos al subsidio.
Pobreza en Israel
No es bienestar todo lo que reluce. La incorporación este año de Israel a la OCDE expuso comparativas que demuestran que su tasa de pobreza, del 23,4%, supera en casi diez puntos a la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (13,5 por ciento) o que su gasto en Política Social, de un 15,8 por ciento está muy por debajo de la de los otros países miembros (20,5 por 100).
Quizás por eso, lo que sí chirrió fue que el Estado decidiera licitar en mayo la compra de un nuevo avión para el Primer Ministro, con excentricidades como una cama de matrimonio. El plazo para la presentación de ofertas terminó precisamente ayer. El dormitorio doble ya fue exigido en el aparato que Israel tuvo que alquilar este año para un viaje de Netanyahu y su esposa a Canadá, habida cuenta de que el actual Boeing 707 que debería funcionar en el país como “Air Force One” es tan antiguo que no está para esos trotes.
Se dice que en Israel, sólo el multimillonario Sammy Ofer, propietario de refinerías, la Royal Caribbean o Israel Chemicals, ha tenido acceso al lujoso modelo de 480 caballos, pantallas DVD, refrigerador y humidificador sobre el que se ha creado el nuevo coche oficial del jefe del Gobierno judío, y que cuesta como base 500.000 dólares. El resto, hasta llegar al millón de dólares final por unidad, ha sido los blindajes (165.000 dólares) y los impuestos.

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