miércoles, 24 de noviembre de 2010

'Todo estaba en llamas. Pensamos que empezaba la Tercera Guerra Mundial'

Llegan en destartalados barcos pesqueros, fragatas y ferries. Han pasado la última noche en búnkeres, algunos convencidos de que la guerra definitiva entre las dos Coreas habían comenzado y la primera batalla se libraba sobre sus cabezas. "Corrí a través de la calle y todo estaba en llamas. Pensé que había empezado la Tercera Guerra Mundial", asegura Kim, un pescador de la isla de Yeonpyeong, la más golpeada por la artillería norcoreana.
Los últimos evacuados del choque militar en el Mar Amarillo alcanzaron el puerto de Incheon hace unas horas. Les esperaban familiares y amigos que habían contemplado desde este lado cómo las llamas devoraban en la distancia la pequeña comunidad de pescadores, de 1.700 habitantes. Los supervivientes atribuyen su buena fortuna a la costumbre de vivir 365 días al año en la fina línea que separa la guerra de la paz en el paralelo 38, la frontera entre dos países enemigos y hermanos a la vez.
Los habitantes de la isla tienen la costa norcoreana, y las decenas de piezas de artillería que apuntan a su pueblo, a tan sólo 13 kilómetros de distancia. "Hemos ensayado las medidas de emergencia muchas veces. Para ponernos a salvo en los búnkeres en caso de ataque", explicaba Kim.
Aparte de los habitantes de Yeonpyeong, donde calles enteras han quedado reducidas a escombros, el Gobierno de Incheon ha ordenado la evacuación de todos los residentes de las islas cercanas de Baeknyeong, Daecheong y Socheong. Cerca de 8.000 personas que pasaron la noche en los refugios antiaéreos, pendientes de las órdenes emitidas a través de altavoces y mientras las fuerzas surcoreanas organizaban la defensa de su territorio.
Los más vulnerables entre todos ellos eran los habitantes de las 930 viviendas de Yeonpyeong, elegida como objetivo principal por el régimen de Pyongyang, que dice haber respondido a lo que describe como "una alianza de agresión" de EEUUU y Corea del Sur. "El humo era muy intenso en la calle. Dentro del búnker no se veía nada, porque se fue la electricidad. Estábamos muy asustados", decía una madre que había sido evacuada junto a sus dos hijos, feliz de poner pie en Incheon.

Alerta mayor

El Gobierno local impidió ayer la salida de los ferries y pequeños aeroplanos que suelen hacer la ruta entre el puerto de la tercera mayor ciudad de Corea del Sur y las islas más cercanas a la costa norcoreana. La Línea Límite del Norte, la frontera marítima, está siendo patrullada por buques de guerra de ambos países. El presidente surcoreano, Lee Myung-bak, ha ordenado una respuesta militar si se produce un nuevo ataque por parte del régimen comunista del Norte. El más leve incidente podría desencadenar una guerra abierta.
Las fuerzas surcoreanas, que cuentan con el apoyo en su territorio de 28.500 soldados estadounidenses, han sido puestas en su estado de mayor alerta desde el final de la guerra coreana (1950-1953). Su Ejército se encontraba realizando maniobras en aguas del Mar Amarillo cuando, en la tarde del martes, se inició el enfrentamiento que Pyongyang asegura podría ser sólo el comienzo.
"Si el grupo de marionetas de Corea del Sur osa traspasar nuestras aguas territoriales, aunque sea 0,001 milímetros, las fuerzas revolucionarias del Norte continuarán golpeando sin piedad con acciones de contraataque", dijo el Comando Supremo de las Fuerzas Armadas norcoreanos en un mensaje leído en la televisión estatal.
El incidente de ayer se suma al hundimiento, siete meses atrás, del buque surcoreano 'Cheonan' por un torpedo de Pyongyang, un ataque que le costó la vida a 46 marinos. Ambos países habían iniciado un leve acercamiento en las últimas semanas, reanudando los encuentros de familias divididas por la guerra y los acuerdos económicos (fundamentalmente, la asistencia surcoreana a la ruinosa economía de su vecino del norte).

Una zona de conflictos

El breve momento de distensión se rompió el pasado fin de semana, después de que se desvelara la existencia de una nueva planta de enriquecimiento de uranio en Corea del Norte que podría servir al régimen estalinista de Kim Jong-il para ampliar su programa de armas nucleares.
Pyongyang no acepta la frontera establecida en el Mar Amarillo tras el final de la Guerra Coreana, en 1953. La zona ha vivido al menos tres enfrentamientos militares con víctimas desde 1999. El anuncio de la puesta en marcha a partir del domingo de nuevas maniobras militares de EEUU y Corea del Sur podría elevar la tensión.
Los vecinos de Yeonpyeong, en medio de un hipotético campo de batalla, no tienen prisa por volver a su aldea. "Muchas casas han quedado destrozadas. ¿Por qué no han atacado así? Nosotros no somos soldados", decía Chung-Hee, otro de los evacuados de la zona.

Fuente: elmundo

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